miércoles, 27 de febrero de 2013

101 experiencias de filosofía cotidiana: Telefonear al azar

La gran mayoría de las personas pensamos que para reflexionar es necesario encontrar un tema complicado, del cual podamos extraer mucha información y sea difícil de analizar, pero en el presente libro "101 experiencias de filosofía cotidiana" se nos muestra que no es tan así, se puede reflexionar sobre cualquier cosa, desde la complicada teoría de la relatividad, hasta el simple hecho de telefonear al azar, que es la experiencia que me he dispuesto a realizar. De este modo este interesante libo nos hace ver la capacidad de asombro que pueden llegar a despertar situaciones cotidianas para así renovar nuestra visión de las cosas y de nuestra propia vida.


  •  Telefonear al azar
Antes de empezar se me pasaron mil cosas por la cabeza, entre ellas, por qué había decidido realizar esta experiencia  y no otra, pues había mil experiencias interesantes entres los que elegir. Tras pensarlo, llegué a la conclusión que ésta me había llamado la atención porque eso de telefonear al azar es algo que siempre me ha dado mucho pudor y quería ponerme a prueba a mi  misma para ver si era capaz de hacerlo. 
Al comenzar a leer de qué trataba me sentí incapaz de realizarlo. Pensé incluso en pedir a mi profesor de filosofía que me cambiase el experimento, pero lo pensé bien dos veces y acabé llevándolo acabo.

Es algo muy sencillo, se tarda únicamente de 20 a 30 minutos y lo único que se necesita es un teléfono con línea telefónica. Dicho experimento consistía en lo siguiente:
 
Debía  descolgar mi teléfono y empezar a marcar un número, cualquiera, sin intentar saber ni controlar, simplemente pulsar unas cifras al azar y esperar a ver qué pasa. Lo primeo que tenía que dejar claro si me cogían el teléfono era que le estaba telefoneando al azar, que no se trataba de ninguna broma. Y lo que sucediera a continuación es  imprevisible, desde que te cuelguen en las narices, hasta poder tener una conversación fluida y amigable. La experiencia no consistía en hacer amigos. se trataba de experimentar cuán tupido es el mundo, tan cercano e infinito a la vez.

 A continuación pretendo comentar cuales fueron mis sensaciones al realizar el experimento:

En primer lugar me senté en mi escritorio y cogí el teléfono con las manos, tarde un par de minutos en marcar el número, ya que me daba pudor realizar una llamada a alguien desconocido, pero a pesar de ello me centré y sin vacilar ni un minuto más maqué mi primer número, las únicas cifras que no tecleé al azar fueron 956 ya que quise asegurarme de que no iba a llamar a algún país extranjero, pues no quería sustos en la factura del teléfono a final de mes, aunque pienso que hubiese sido aún más interesante. De haberlo cogido una persona inglesa podría haber practicado mi inglés. De cualquier modo, por cada pitido que daba el teléfono me ponía cada vez más nerviosa, y se me pasaban mil cosas por la cabeza. Desafortunadamente, tras un sin fin de pitidos, nadie descuelga el teléfono al otro lado de la línea. Decepcionada lo dejé en cima del escritorio y medité unos segundos. Lo cogí nuevamente y volví a repetir la misma operación, esta vez con el 956 delante pero con otros números, pero por desgracia mi mala suerte vuelve de nuevo y nadie me coge el teléfono tampoco. Aun así no desistí y marqué un tercer número, y tras cuatro pitidos una señora, de unos 38 años de edad, que deduje por su tono de voz, contestó. Tras explicarle que le telefoneaba al azar, la señora amablemente me dijo que estaba ocupada y no podía atenderme y me colgó. Tras colgar yo también, me quede como en otro mundo, como si me encontrase yo también en la casa de aquella señora y durante unos minutos me  imagine cómo sería la casa y la cara que se le habría quedado. Tras volver en mí, quise repetir la experiencia con la esperanza de que esta vez pudiese tener una conversación algo más larga y fluida. Marqué nuevamente al azar y esta vez al segundo pitido otra señora de la cual deduje por su voz, que era de mayor edad que la anterior, contestó. Con la esperanza de que no colgase tan ligero, le expliqué algo más. Además de decirle que llamaba al azar le comenté que era un experimento de clase y que no se trataba de ninguna broma, También me atreví a preguntarle si sería tan amble de contestarme a dos preguntas, para de alguna forma intentar sacar tema de conversación, pero lamentablemente, la señora algo molesta y de mala gana me contestó con un NO rotundo y me colgó. Nuevamente  al igual que la vez anterior me quede varios minutos como en otro mundo imaginado la expresión de la cara de la señora, su casa y si estaría refunfuñando aún por el atrevimiento de mi llamada.
   

Es interesante analizar la reacción de las personas, en este caso ambas señoras acabaron colgando el teléfono, pero no de igual manera. La primera lo hizo de una forma amble, mientras que la segunda algo molesta y malhumorada. Quizás esto tenga que ver con la edad, la segunda al ser de mayor edad no tenía ganas ni tiempo para aguantar según ella tonterías de una niñata, tomándose pues mi experimento como una broma de mal gusto a pesar de haberle comentado que ni mucho menos era algo así. Si por contra me hubiese cogido el teléfono un chico de mi edad, quizás habría mantenido una conversación algo más larga y entretenida conmigo.

De cualquier modo esta experiencia no consistía en hacer amigos o ligar. sobre lo que realmente es interesante  reflexionar es cuan tupido es el mundo tan cercano e infinito a la vez. Telefonear al azar nos hace saltar instantáneamente de un lugar a otro ¿En qué parte de mi ciudad se encontrarían estas dos señoras?, por pocos minutos me he encontrado con ellas en sus casas. Y no solo se puede saltar de un lugar a otro en tu ciudad, simplemente telefoneando puedes viajar  de un país a otro, si no marcas el 956 claro. Y basta con colgar para encontrarte de nuevo en casa, aunque no de inmediato, ya que como he experimentado siempre quedan ideas de otros lugares flotando en el aire.


Por último añadir que me ha resultado de  lo más interesante realizar la anterior experiencia y que animo a todo lector entusiasta a leer dicho libro. El cual te lleva a ver que las simples cosas también son objeto de reflexión.

 " No todo en esta vida tiene que ser enrevesado, de lo simple también se aprende"











6 comentarios:

  1. En primer lugar me gustaría felicitarte por la entrada que esta muy bien redactada y por la presentación que es impecable.
    En lo que a la experiencia se refiere me ha gustado mucho también ya que es de las más divertidas que he leído desde hace mucho.Debe de ser de lo mas gracioso telefonear al azar y que te cuelguen nada más escuchar que telefoneas de manera aleatoria, sin motivo ninguno, únicamente para experimentar lo que sientes. Sin duda que leer esta experiencia me ha incitado a realizarla para ver lo que se siente en ese instante.
    Entrada muy interesante Mari
    Un besoo

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  2. Hola Mari! He escogido tu artículo porque desde que hablamos en clase y me dijiste yo he cogido "telefonear al azar" pensé que sería una experiencia muy divertida y a la vez intrigante por saber que dirían los que están al otro lado del teléfono, y no me he equivocado. Si yo hubiera hecho tu experimento, a la más mínima que me colgaran o me dijeran NO, habría dejado de intentarlo, porque me daría pudor que otra persona me volviera a decir lo mismo. Pero por otra parte sería muy gracioso, y reconozco que me he reído mucho cuando he leído que tres veces te dijeron no y tu seguiste, volver a llamar para por lo menos entablar una conversación. Quien sabe, a lo mejor hasta se hace amigos.

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  3. Hola Mari he decidido comentarte en este experimento ya que desde el primer momento me llamó mucho la atención y era uno de los que pensé elegir. Creo que la experiencia que has llevado a cabo es muy atrevida como tu bien dices en el articulo y he de decirte que estoy muy de acuerdo con la primera parte donde comentas que no todo lo que es digno de estudio debe ser enrevesado ya que la mayoría de las veces se aprende más de las situaciones simples que de las complejas. Por ultimo me gustaría comentarte que creo que la experiencia hubiese cambiado mucho si hubieses dejado al azar incluso el 956 ya que en cierto modo hubieses tenido la oportunidad de “viajar” mucho mas lejos y de encontrar, quizás, situaciones mas interesantes de todas formas creo que es un experimento muy interesante e innovador y por tu atrevimiento y tu manera tan buena de explicarnos paso a paso tu experiencia te doy la enhorabuena. Por cierto no quiero acabar sin decirte que yo tuve una experiencia parecida sin buscarlo ya que me equivoque al marcar un número y acabe entablando una “amistad” con la persona del otro lado recuérdame que te lo cuente en clase :)

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  4. Unbelievable, la verdad es que me ha gustado mucho el experimento que has elegido para hacer y comentar. Mientras lo leía me ponía en tu lugar y me sentía tenso por la emoción y el corte que a mi también me habría dado ponerme delante del teléfono. Lo que me ha impresionado de tú trabajo es que la primera mujer te colgó de una manera rotunda, cuando has dicho que se le notaba que era una mujer mayor... no se me parece extraño ya que al parecer las personas mayores son mas amables, pero parece que no. Pensando en la sensación de la persona que coge el teléfono y se ve en dicho panorama también tiene que ser divertido, verte como actuar que hacer y de que hablar con dicha persona que te ha llamado, aunque dichas preguntas te las tienes que hacer antes de llamar o para darle un poco más de emoción lo que se podría hacer es marcar sin ningún guión o simplemente sin pensar nasa he improvisar y ver como sale, quien sabe a lo mejor esa persona, como has dicho, es de tu misma ciudad y ya tienes una amistad muy peculiar porque no creo que cualquiera haya conseguido una amistad así.

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  5. He elegido comentar en esta experiencia porque principalmente me gusta como redacta la autora y segundo me parece una experiencia interesante y difícil ya que yo me vería incapaz de realizarla puesto que me considero un poco tímida y no es una de mis pasiones hablar por teléfono. Pero también estaría bien pensar y tener la voluntad que tuvo la autora en su momento ya que ella redacta que no estaba muy convencida y contenta con su experiencia.
    Pienso que al tenerle miedo a lo desconocido nos perdemos grandes oportunidades o experiencias como estas que probablemente solo ocurran una vez en la vida.
    Siempre esta bien probar experiencias y sensaciones nuevas, no solo cuando sea un trabajo de clase si no también por voluntad propia, en mi opinión si la experiencia es voluntaria y termina siendo buena y agradable nos sentiríamos mejor con nosotros mismos, ya que somos los que hemos decidido realizarla y llevarla acabo

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  6. He cogido esta experiencia porque me ha parecido más que divertida, atrevida puesto que hablar por teléfono con alguien del que desconoces su sexo, edad, gustos, lugar donde vive... y sin saber si en ese preciso momento aquella persona se encuentra libre u ocupada,si le agradara o por el contrario ni se molestara en escucharme o darme una mala y rápida contestación. Teniendo en cuenta todo esto resulta difícil intentar explicar el motivo de la llamada y mucho más tener una pequeña charla con esa persona puesto que la mayoría, hoy en día, vamos con el tiempo justo y a lo nuestro resultando complicado encontrar a alguien que quiera escucharte.
    De todas maneras, de todas las situaciones se aprende por muy sencillas que parezcan ser.

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